¿Portarse mal? Yo ni conozco ese termino...
- Ricardo Sanchez Santos
- 26 jul 2017
- 3 Min. de lectura
Hoy les traigo una pequeña reflexión de nuestros hábitos y más importante como nos afectan.
Es el día de mañana tu consulta, estás nervioso porque el pantalón te queda más apretado, empiezas a tener un flashback de los tacos, la pizza, los tamales y todo el alcohol que tomaste!
¿Cuál es la solución? Fácil mentirle al nutriólogo, al fin y al cabo que él no sabrá que está pasando…
Si bien algunas veces no hay manera de comprobar si me están contando todo o no (Por qué hay quien se defiende como gato pansa arriba al cuestionamiento), dice por ahí que los números no mienten.
Independientemente de si ustedes lo sientan o no, de si me cuenten o no, lo más probable es que me de cuenta. Pero ese no es el mayor problema ya que les doy un jalón de orejas y ya.
¿Y cuando no me doy cuenta? ¿O si les creo? Eh ahí donde empiezan los problemas.
Vamos a poner un ejemplo con números (espero no enredarlos, ni aburrirlos). Llega pepito perez a consulta, pepito cuando evaluó sus hábitos veo que consume 2500 calorías, entonces por decir algo le quito 200 calorías y le doy un total de 2300 para que baje de peso.
Pero pepito se porto mal, no siguió ni un solo día la dieta, y no sólo eso si no que hasta comió más, vamos diciendo que se comía 3000 calorías ahora. Llega el día de la consulta y pepito se avienta una actuación merecedora de un Oscar y me dice que no tiene idea que paso, que el siguió la dieta al 100%, es más al 1000%.
Después de entregarle el galardón de oro y confiar en su historia, pienso algo está mal, su cuerpo no está respondiendo ¿Y si tiene una enfermedad? ¿Quizás alguna resistencia a la insulina? ¿Cómo estará su tiroides? Me empiezo a hacer mil y un preguntas en mi cabeza, le muevo la dieta, le quito calorías, le restrinjo el azúcar, le mando hacer estudios, hago todo para ayudarlo a su objetivo.
Vamos suponiendo que ahora le dí 1900 calorías para tener un enfoque más agresivo, pensando que de 2300 a 1900 sólo son 400 calorías menos, lo normal, pero como pepito se come ahora 3000 calorías pues ya son 1100 calorías menos en este ejemplo. Probablemente se sienta mal, le duela la cabeza y ¡Le va a dar mucha hambre! Por lo que pepito nuevamente decide no seguirla nuevamente.
Llega otra consulta, nuevamente se avienta una super actuación, ahora se lleva el globo de oro, y vuelvo a confiar en el, nuevamente aplico medidas, quizás cada vez más extremas para poder atacar el problema “invisible” para mi. Despues de un ir y venir así pepito se enfada de sentir tanta hambre, de tener dieta tan estricta, de no ver resultados y abandona la consulta.
¿A quien engaño pepito? Claramente a mi, pero lo que quiero que vean es que se engaño el también. Si me dijera la verdad nada más lo regañaba poquito o yo que se, y de sus 3000 calorías nuevas le daría una dieta igual con 200 calorías menos (2800) para que no tenga hambre y siga bajando y todo bien…
Pero mejor se engaña, no acepta su responsabilidad, me culpa a mi, y no alcanza su meta. No soy un juez despiadado, ni siquiera la persona más enojona, se ayudaran mucho más al decirme la verdad, en lugar de cuestionarse que les pasa, o cuestionar mi trabajo.
Realmente todo esto lo hago para ayudarlos, el perjudicado no soy yo :/

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